El constante cambio de las habilidades que exige el cambio laboral, así como el papel de los docentes y la tecnología, son parte de los puntos que las universidades tienen que tomar en cuenta en sus modelos educativos
Ante una realidad post-pandemia, las problemáticas que aquejan al sector educativo se hicieron más evidentes. De hecho, actualmente las universidades en México afrontan grandes retos en distintos frentes que, de no ser atendidos, podrían dejar obsoleto su modelo educativo.
Así lo señaló Jorge Luis Íñiguez, director de Innovación y Estrategia de Producto para Latinoamérica dentro de Higher Education International de Pearson, quien, con 12 años de experiencia en temas educativos, ha detectado algunos de los puntos en los que se concentran estos desafíos:
Uno de ellos es el rezago educativo, el cual, tras la pandemia en América Latina y el Caribe, representó un impacto de más de 2 mil 100 millones de dólares en pérdidas, según lo reportado por el Banco Mundial.
A esto se suma la presencia de menos estudiantes en las aulas. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), durante la contingencia sanitaria, al menos 5 millones de estudiantes en México abandonaron la escuela.
“Otro reto sumamente importante es el de la empleabilidad: existe una brecha enorme entre el perfil de egreso de las universidades y lo que realmente requieren los empleadores en los profesionales que seleccionan”, detalla Jorge Íñiguez, quien cuenta con la perspectiva de 18 países de América Latina en los que dirige estrategias de innovación educativa.
Al respecto, la empresa Manpower detectó que el 50% de los empleadores en México tienen dificultad para cubrir sus vacantes, por lo que el director de Innovación y Estrategia de Producto de Pearson en América Latina señala:
“Hay una escasez de profesionales con las habilidades laborales y sociales necesarias para integrarse efectivamente en el sector laboral. No todas las universidades están cubriendo esa necesidad. Y derivado de esta situación se generan nuevos retos”.
En este sentido, y como explica Jorge Luis Íñiguez, por un lado, se encuentra la necesidad de fortalecer los modelos de aprendizaje basado en competencias y habilidades. Por otro, está la urgencia de transitar de manera definitiva de la educación que tenía su base en un título universitario, a un modelo de aprendizaje continuo con base en habilidades demostrables. A estos puntos, además, se agrega el desafío de crear experiencias enriquecedoras de aprendizaje. Oto: Zacharie Scheurer/dpa)
El modelo educativo ante la realidad
Ante la pregunta de si existe el riesgo de que el modelo educativo de las universidades pueda quedar obsoleto frente a la evolución de las necesidades de los estudiantes y el mundo laboral, Jorge Luis Íñiguez retoma la siguiente frase:
“El éxito de todas las organizaciones (decía alguien de la escuela de negocios de Harvard) depende de lo bien que adopten el mundo digital y lo rápido que innoven para satisfacer mejor las necesidades de los clientes”.
Para el director en materia de innovación ocurre lo mismo en las instituciones educativas, pues su éxito y permanencia dependerá de que tan bien adopten e implementen la tecnología y de lo rápido que innoven para satisfacer las necesidades de los estudiantes.
“Y me parece que lo están haciendo. No olvidemos que la educación superior fue el segmento educativo que más rápido se adaptó al uso de las TIC durante la pandemia”, resaltó. Sin embargo, es importante no solo concentrarse en la tecnología, sino también en el desarrollo de contenidos pertinentes y relevantes para la realidad de los alumnos.
“El artículo, por cierto, se enfoca mucho en las credenciales alternativas. Una demanda que, según la UNESCO y el Foro Económico Mundial, está aumentando considerablemente. Las llamadas microcredenciales o microcertificaciones están ganando terreno de manera importante frente a un título convencional”, explicó el entrevistado.
Esto debido a que las credenciales educativas basadas en proyectos y en el desarrollo de habilidades hace más eficiente el aprendizaje, ya que se pueden generar en línea y de manera más rápida. Al respecto, incluso el Foro Económico Mundial (FEM) llegó a plantear que este tipo de educación podría reemplazar los programas de grado universitario formalizados.
“Entonces, para que no quede obsoleto el modelo educativo de las universidades, es importante que las instituciones de educación superior se resignifiquen, que evolucionen para responder a esta necesidad actual…. Afortunadamente, ya se empiezan a ver algunas iniciativas”, refirió de manera optimista.
(Foto:Antonio Diaz)
La tecnología no es el centro
“Una tecnología sin un propósito claro puede ser contraproducente”, cita el entrevistado.
Es importante, destaca Jorge Luis, entender y sacar el máximo provecho a las oportunidades que nos ofrece la tecnología, pero debemos tener cuidado: No podemos responsabilizar a la tecnología de los logros educativos. La tecnología es una herramienta, y así es como debemos verla.
Una herramienta que agrega valor a los procesos de enseñanza de los docentes, sí, pero no los reemplaza. Una herramienta que optimiza o potencia la experiencia de aprendizaje, sí, cuando tiene un sentido didáctico y una fundamentación adecuada.
Las habilidades que exige el campo laboral
Si bien existen diversas clasificaciones, las habilidades que requieren actualmente los egresados para aplicar en el mundo laboral se pueden dividir en 4 grandes grupos:
1. Habilidades de aprendizaje
2. Habilidades técnicas y digitales
3. Habilidades sociales y de emprendimiento
4. Y Habilidades Emocionales y de Ciudadanía Global
Estas, como destacó el experto, equipan a los estudiantes para tener éxito en el siglo XXI; no solo en el mundo laboral, también los preparan para enfrentar eficientemente los desafíos de la vida presente y futura.
“Andres Oppenheimmer decía: ´La educación es, y será cada vez más, el secreto de la supervivencia laboral y de la prosperidad individual´. Lo mismo va para el desarrollo de estas habilidades”, explica Jorge Luis.
Sin embargo, y en contraste, Latinoamérica, según datos del FEM, es la región que tiene la brecha más grande de habilidades del mundo. El 55% de los trabajadores de la región se emplea en el sector informal. ¿Cuál es la razón? Los trabajadores no están obteniendo las habilidades que los empleadores buscan.
“Para hacer frente a esta situación, las Instituciones de Educación Superior (IES) se deben reinventar. Escuchar las necesidades del mercado laboral, pero también las necesidades de los jóvenes y entender que las formas de aprendizaje están cambiando. No podemos seguir perdiendo más tiempo, ni esperar a construir habilidades después de la educación universitaria”.
El papel de los docentes
Ante el panorama actual resulta fundamental el papel de los docentes como guías, pues es en esta figura donde radica la labor de enseñar a aprender.
Es por ello que, Jorge Luis enfatiza que para una verdadera transformación en la educación es “prioritario” invertir en el desarrollo continuo de los docentes.
“Un docente, y hoy más que nunca, no es el que transmite conocimientos, sino el que enseña a aprender. El que dota a sus estudiantes de habilidades esenciales, de un pensamiento autónomo, crítico, reflexivo y creativo: herramientas para que siga aprendiendo a lo largo de la vida. Esta es la verdadera esencia de la labor docente. Y eso es lo que todos debemos entender”.