La educación superior se enfrenta a cambios trascendentales e inevitables que la llevarán a otro nivel. Nuevos paradigmas sustituyen a las viejas prácticas, y las universidades se ven en la disyuntiva de asumir esos cambios o seguir la ruta tradicional.

Automatización, educación virtual e híbrida, IA, micro credenciales e insignias digitales, rutas de aprendizaje; en resumen, la educación y sus estructuras encaran una era inédita con nuevos conceptos de competitividad y eficiencia que definirán su futuro.

Las 3 tendencias que definirán la educación superior.

El futuro de la educación superior presenta 3 tendencias bien definidas que explicaremos a continuación: 

1.    La revolución tecnológica

Según Bill Gates, en el futuro inmediato se perfilan dos tipos de empresas: las que están en la red y las que no existirán. ¿Esto aplica a las universidades que no den el paso a la transformación digital? No sabemos. Lo que sí sabemos es que las futuras generaciones de profesionales afrontarán un mercado laboral totalmente diferente al actual.

Nuevos puestos de trabajo surgirán y muchos de los que actualmente existen desaparecerán. La automatización de los procesos y el avance de las TICs es inevitable; de allí que las universidades se vean en la necesidad de adaptarse a cambios innovadores como los siguientes:

  • Clases virtuales. Alternar clases presenciales con actividades virtuales que flexibilicen los espacios formativos. La modalidad virtual representa un cambio fundamental en la dinámica enseñanza – aprendizaje.
  • Docentes con cultura digital. El personal docente debe capacitarse en las nuevas tecnologías para poder formar, a su vez, a los nuevos profesionales. El cambio en las instituciones universitarias empieza por el cambio de mentalidad en sus docentes. Se hace imperativa la certificación digital del docente. 
  • Procesos automatizados. La implementación de un software para gestionar los procesos internos de la universidad elimina la comisión de errores humanos; también garantiza la rápida ejecución de tareas repetitivas que consumen tiempo y recursos. Permite acelerar el trabajo administrativo y hacer más fluidos los procesos académicos.
  • Inteligencia artificial. La IA debe ser incorporada a los procesos académicos y a las bases de datos surgidas de la relación alumno – docente. Esto optimizará las relaciones entre los stakeholders de la universidad. Hablamos de predicción de comportamientos y guías de aprendizaje para mejorar la calidad del sistema educativo.
  • Tecnología móvil. La introducción de las aplicaciones móviles en la dinámica universitaria para facilitar procesos como, por ejemplo, la gestión de matrículas es un paso ineludible. También facilitarían la gestión de documentos, tutorías y solicitud de calificaciones, reduciendo los trámites burocráticos y elevando la eficiencia.

2.    El nuevo rol del estudiante en la educación superior

El perfil del estudiante moderno cambió radicalmente; las necesidades y exigencias de las nuevas generaciones no son las mismas de las predecesoras. Se asume al estudiante como eje de su proceso de enseñanza – aprendizaje. 

Ya no se trata del docente y sus actividades, sino del alumno y cómo alcanzará objetivos útiles para la nueva realidad laboral. En este contexto, el estudiante toma el control de su aprendizaje, exigiendo poder elegir entre clases en línea, presenciales o híbridas. Ya no es agente pasivo en su educación.

Por ello, la universidad debe generar estrategias que le permitan atender esas exigencias, diseñando recursos tecnológicos y pedagógicos para cada modalidad.

3.    Desarrollo de competencias

Todo lo previamente expuesto crea las condiciones propicias para la innovación educativa. La tecnología, el nuevo perfil del estudiante y la transformación del mercado laboral exige la capacitación en competencias puntuales e individualizadas para trabajar. 

Este es el propósito de las micro credenciales, alineadas con el concepto de educación permanente, para mantener a los profesionales actualizados sin necesidad de cursar largas asignaturas. El estudiante/profesional que acceda a una micro credencial desarrollará macrocompetencias en un tema específico que necesita para optimizar su desempeño laboral.

Ya no es suficiente conseguir un título universitario. Es una realidad que la mayoría de los cursos universitarios no nos preparan para el mundo real; es preciso actualizar los conocimientos, adquirir nuevas habilidades y aprender a aplicarlas efectivamente. Esto es lo que da valor agregado al trabajo y define el perfil profesional solicitado por las empresas.

Entonces, ¿Cuál es el futuro de la enseñanza superior?

Muchos factores confluyen para transformar o evolucionar educación superior. Entre estos destacan la revolución tecnológica, el nuevo perfil estudiantil y el requerimiento de competencias laborales actualizadas. 

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EL PAIS
20 de febrero 2024.